miércoles, 18 de febrero de 2009

Las partes a por el todo




Siempre quise saber como se podía conseguir este tipo de efectos y ahora empiezo a entender. Este es mi primer fruto, resultado de un tutorial que acabo de hacer con photoshop.

La página de interés es:http://www.computerarts.co.uk

Estoy deseando tener tiempo, material y ganas de poder seguir expresándome, eso es lo único que me motiva cada día a levantarme de la cama. Hay momentos para interiorizar y otros, que necesariamente emergen de los anteriores, y en los que necesitamos exteriorizar lo filtrado.

Aprender la técnica de las diferentes disciplinas es fundamental, Nietzsge hablaba mucho sobre el tema y naturalizaba sus metáforas para explicar el necesario sufrimiento artístico para el correcto aprendizaje: "Hay que aprender a formar perfectamente las partes, antes de arriesgarse a formar un todo grandioso", decia.

Improvisación a tres "banda"



Me lo paso en grande con mi guitarra de 12 cuerdas. Es una improvisación sobre una estructura de blues. Empecé con una guitarra Harley Benton de 12 cuerdas que me ayudó a tener una estructura sobre la que seguir improvisando. Resultó muy divertido y curioso hacer algo así; la verdad es que tenía muchas ganas de tener un vídeo de estas características.

Se puede disfrutar del vídeo en alta definición si accedes al You Tube. No hay mucho que ver, pero te evitas el pixel horrible.

lunes, 16 de febrero de 2009

Ergo sum

Voz latina_3

-Sed quis custodiet custodes Ipsos
custodes?

-¿Pero quien vigila
a los vigilantes?

viernes, 13 de febrero de 2009

Voz latina_2

- Illico post coitum cachinnus auditur Diaboli.

- Justo después de la copulación puede oirse reir al diablo.

-Cariño, dime algo con amor... -¡Amorfa!




Buscar en la expresión misma una razón contraria a la esencia de la comunicación es una incongruencia.

Cuando nos comunicamos lo hacemos gracias a un gozoso autoengaño metódico que promete entendimiento, pero ese entendimiento se evapora tan rápido como el alcohol medicinal aplicado sobre una superficie caliente. El olvido forma parte de la comprensión y del diálogo, pero es curioso pensar que se puede buscar la felicidad mediante la comunicación. La búsqueda de una comunicación necesaria para cada momento no es tarea ardua, sino que emerge rápidamente de nuestro subconsciente a la primera de cambio. "Se te nota mala cara", decimos. Constantemente nuestro cuerpo y mente se ponen de acuerdo para equilibrar la balanza y que nuestra interacción con los que nos rodean no se haga imposible, es más, cuerpo y mente trabajan codo con codo para buscar un estado de bien estar emocional mediante la comunicación.

Más vale aceptar a las personas por lo que son, que tomarles por lo que nos parecen. Quien no atribuye a lo que le rodea el valor que le corresponde, está dejando pasar de largo el placer de los placeres; el gozo de vivir. El ser humano que será más feliz, será aquel que, de el modo que sea, consiga admirarse a sí mismo con sinceridad. Para admirar siempre hay que conocer, no se puede admirar o poner en un pedestal a nada ni a nadie si no se conocen las fortalezas y las debilidades del sujeto. Conocerse es amarse. Reconocerse es admitirse.

Cuando encontramos a alguien con el que estamos a gusto y fluye adecuadamente el diálogo, los acontecimientos y las energías en general, el mismo encuentro inter-personal suscita una natural neutralización recíproca de los caracteres. Dicen que en el matrimonio o cuando dos personas comparten el tiempo y la vida en todo su aspecto semántico, alguien tiene que irremediablemente padecer una recesión de virtud. Uno de los filósofos más pesimistas de la historia, Schopenhauer, lo decía así: "...es decir, en el matrimonio tiene que padecer alguien: o los individuos o el interés de la especie". Él hablaba de la "neutralización recíproca": decía que el amor estaba por encima de la misma vida, por encima del consciente. Ponía un ejemplo claro y muy simpático sobre el modo en el que la propia vida nos elige nuestra pareja: "¿Se imaginan a dos personas altísimas y de diferente sexo con fines de procrear?, ¡ellos mismos no lo hacen por miedo a engendrar gigantes!" Lo que el filósofo quería dar a entender es que la vida no junta a dos personas con nariz de aguilucho para que tengan un hijo, sino que entre una mujer bajita con nariz chata y un hombre alto con nariz protuberante, saldrá una criatura equilibrada por la propia naturaleza. No son los seres humanos, sino que es la propia supervivencia y perpetuación de la especie la que lo hace. De ahí lo de que alguien tiene que padecer.

¿Buscar la felicidad? Tarea arto complicada si ni siquiera somos nosotros los que decidimos sobre el amor. Por eso estamos condenados a sufrir en un camino oscuro y tenebroso en beneficio de otra condenada generación venidera. Venimos de la muerte y hacia allí vamos, damos vueltas, la propia vida da vueltas... Las estaciones que se repiten, los años, el día y la noche, uno habla para que le escuchen... Todos los temas sobre los que escribo me acaban llevando hacia la geometría de lo cíclico, porque no conozco otra verdad más real que esa, pero si hay algo "claro" en toda esta tenebrosidad, es que entre periodo y periodo de oscuridad, hemos de afanarnos siempre en transformar nuestras lágrimas en conocimiento. Mejor es cerrar los ciclos bien, porque si no los cierras, si no encaja el cierre del círculo, lo que viene es otra forma geométrica que no es nada alagüeña puede hasta acabar mermando nuestras posibilidades personales: la espiral.

Hay formas matemáticas para describir la espiral de una caracola, pero sé que nunca habrá formula posible para descifrar cualquier espiral sentimental que venga. En nosotros está el intentar cuadrar los ciclos, cerrar con llave, despedirse antes de que sea demasiado tarde, no guardar en el trastero nada que le corresponda a otra persona, no pedir un perdón que siempre está a tiempo, cojer el punto justo de sal, cocinar a fuego medio, abrazar cuando se necesita, etc...

Comunicar es la clave del entendimiento, pero es un falso entendimiento porque ese entendimiento está mucho más allá de nuestra propia existencia.

Para acabar, hay una frase redundante que quiero recordar, y que se escribía en las carpetas de los compañeros y compañeras cuando estaba en el colegio, que dice mucho de esto:

"¿Cómo quieres que te quiera, si a quien quiero que me quiera, no me quiere como quiero que me quiera?"

martes, 10 de febrero de 2009

Ilustración inspirada en la música




Sigo intentando ilustrar pero no consigo lo que quiero (eso no quiere decir que no me guste lo que hago).

Mi buena Fortuna




Cuando miraba el dichoso muro lleno de bellas apetencias expuestas sólo deseaba poseer, emergía el ansia. Lamentó que que con anterioridad y durante toda su vida le apetecieran mucho más las cosas de oídas que cuando consultaba a sus propios sentidos. Todo empezaba a cambiar. El tiempo, el maldito tiempo todo lo cambia, pero no sin antes dejar un poso estanco de maldiciones, ilusiones y vida.

Fortuna era ella. Sus padres no sabían que la fortuna está llena de desdichas, que es un nombre peligroso para un mortal. Su madre había nacido mortal, y como tal, había dado a luz mortales. Fortuna... ella era pura añoranza, una nostálgica del futuro, un futuro amorfo que hubiese tenido si...

"Hay que huir de las malas señales" le repetía incesante su padre cuando todavía era una niña, pero para una cría eso era un puro imán lleno de atracción. Siempre que había en el barrio bandadas de cuervos, no paraba de tirarles piedras para no tener que huir, sino que ellos fueran los que tuviesen que irse. Ella era valiente, era Fortuna. Pero era mala, por eso siempre su nombre acababa volviéndose contra ella. Mala fortuna...

Le gustaba a media mañana escribir siempre un par de frases, porque con el tiempo, había descubierto que la ocupación de las letras es la más dulce de las ocupaciones. Ellas poseen el todo, nos pueden descubrir la inmensidad, las grandezas y las angustias. A través de las letras ella descubrió la religión y la importancia de la fe, aprendió a esperar, a moderarse. Las letras le advertían y le recordaban; muchas veces las letras le hacían ver. Como dije, ella escribía todos los días un par de frases. No le gustaba que los escritos tuviesen semejanzas porque sabía que había todo un mundo por retratar; esa inmensidad que ella había percibido muchas veces al enfrentarse a las letras. Pero esa mañana, por primera vez en muchos años no pudo escribir nada, no es que estuviese enferma ni impedida, pues no había enfermado nunca salvo por amor, y fue en esa época donde empezó a refugiarse en densos volúmenes plenos de infinidades. Y esta vez volvió a ser el amor el que provocó el abandono de su rutina literaria.

Se llamaba Augusto y siempre había sido su amigo. Era un hombre corpulento y bonachón, tremendamente meticuloso y tranquilo. La llevaba todas las semanas a la feria de su pueblo, conocía a su familia y hemanos, que por cierto no se parecían nada a él. Cuando los veías juntos era como ver una escena del patito feo; todos eran bajitos y más bien claros de piel y bello, él siempre iba en medio de todos ellos, sobresaliendo como una torre, guiando al grupo. Sus hermanos, a diferencia del famoso cuento, le adoraban. No se podía no querer a tan afable ser. Cargaba con los bultos de sus hermanas, ayudaba en el campo a sus padres, y era un vecino muy detallista. Ella siempre había sentido algo por él, pero nunca dejó a su mente desarrollar ese sentimiento estancado; había sufrido mucho por amor. Su esquema emocional y afectivo se había trastocado por completo desde que le dejaron en mitad de la nada en un viaje de verano en coche. Nunca más supo de su primer y gran amor. Los libros fueron su mejor Valium, cuando leía entraba en una especie de trance que le alejaba de todo lo demás. Llegó a estar varios días sin dormir acompañando a caballeros y doncellas, a niños problemáticos, descubriendo paisajes mucho más hermosos que los que nunca había visto. Nunca dejó de viajar desde su mecedora del salón. Siempre escribía dos frases porque no tenía la misma facilidad para leer que para escribir. Siempre gastaba más energía en interiorizar que en exteriorizar.

Augusto era su amigo, y un amigo es (entre otras cosas) alguien lo suficientemente amable, como para considerar como normales, un número mayor de características nuestras de las que acepta la mayoría de la gente. Él pensaba que Fortuna era su mejor amiga, pero ella era esto y mucho más. Muy pronto lo descubriría.

Sin darnos cuenta afrontamos un montón de desafíos cada día, nuestros desafíos cotidianos: Amor, enfermedad, muerte, hijos, dinero, sexo o ambición. Cuando tu mundo se simplifica, también se reducen los desafíos. Ella era tremendamente sencilla, no dependía de la aprobación pública porque estaba completamente sola. Sus padres murieron el mismo día que ella cumplió la mayoría de edad. Venían en coche de comprarle su regalo cuando sufrieron un accidente mortal que truncó toda su vida desde ese momento; lo que llaman un timonazo de la fortuna. Fortuna... Ese mismo día empezó a esforzarse en llenar su memoria, dejando vacío el entendimiento y la conciencia. Cuando en ocasiones Augusto (la única persona a la que le ofrecía parte de su identidad) le miraba más allá de sus ojos, ella pensaba lo que decía sin decirle lo que pensaba. La evolución de su relación intima constantemente desbordaba creatividad, ilusión y miedo. Su relación siempre fue privada e intransferible, pero con una pequeña excepción, un testigo privilegiado de todo esos sentimientos acumulados, una persona que era el eco del eco de un sentimiento que con el tiempo dio su fruto: Yo, su hijo.

Dicen que lo bonito del paisaje se dibuja dentro de cada uno de nosotros, yo les he dibujado el más bello de los paisajes; la historia de amor que me trajo a la vida. También dicen que cuando alguien no vuelve jamás, se le relega al pasado. ¡Qué razón tienen!

Voz latina

¿Quid opus est partes deflere? tota flebilis vita est.

¿Qué necesidad hay de llorar cada parte? La vida entera es digna de llanto.